Con el corazón lleno de gratitud, llegamos a esta comunidad para compartir no solo juguetes y alimentos sino también el mensaje más importante de todos: que Jesucristo ama a cada niño, a cada familia, a cada vida.
Cada juguete entregado fue más que un regalo. Fue una muestra del amor de Dios en acción. Cada plato de comida, una señal de provisión divina.